¿Sabes cuando tienes un plan para una tarde de sábado y ese plan da un giro de 180°? Pues eso ocurrió el pasado 13 de noviembre y la noche se convirtió en un recital de METAL, así con mayúsculas. En La Zona Eléctrica fuimos testigos de un Sold-Out absoluto, en un momento en el que todas las palabras y comentarios rodean la normalidad, la responsabilidad y la realidad de la pandemia. Palabras que tienen de frente a la necesidad de palpar la música más allá de los auriculares del móvil o la radio del coche, que en casa no se puede poner muy alto a ciertas horas por respetar la convivencia vecinal, claro está.

Pues bien, se juntan las ganas de concierto con la oportunidad de ver a dos bandas que llevan mucho tiempo en la jaula y necesitaban volar sobre el escenario. Les tocó abrir a Evil Impulse. Quienes conocemos el potencial de los manchegos, no necesitamos marketing añadido para intuir que la rotura del hielo de los primeros acordes sería rápido y sin anestesia. Canciones como Lone Wolf, Uppercut o Chained Shadow pudieron ver la luz de la madrileña sala Gruta 77, junto con clásicos del grupo que, si bien no eran muy conocidas por el respetable, sirvieron a la banda para acomodarse y disfrutar del momento. En ese instante, cuando ves que se lo están pasando de p.. madre es cuando nos contagiamos y pasan de ser «los que tocan antes de…» a ser «esos cabronazos que tocan de puta madre» palabras de Esteban de Grapeshot.

Cuando se dice que no hay dos conciertos iguales, en el caso de los Evil Impulse se ha vuelto a cumplir. Con Rodrigo de Lucas a las baquetas y el ímpetu de Jesús a las cuerdas, se les quedó muy justo el escenario para tanta energía. Para ellos, Madrid es su segunda casa y esa seguridad se hace notar y se agradece.
Tras el obligado cambio de escenario, menos las luces, que la sala mantuvo la misma iluminación fija en las dos actuaciones, llegó el turno de Grapeshot. Y a ver cómo os cuento lo que supone estrenarse en un concierto de ellos. Se subieron a las tablas y su inicio fue como bajar la ventanilla del coche en una mañana de enero, te espabila como si un chupito de orujo se tratase. La segunda canción Out of My Hands, para mi es de las mejores de Suckcess, arrancó los coros de los allí congregados. Johnny, Calumet (con «pipa» incluida), Hamster Wheel, Parasites… Hubo tiempo para muchas canciones presentes en la retina de todos.
Sin duda, la mayor presencia fue la del retoño que era protagonista de su puesta de largo, Suckcess pudo sonar en su plenitud. Y si en vinilo suena muy potente, en la sala sonaba de cojo… Broche de oro con We’ll Return y la canción que cierra Suckcess.
Hubo momentos muy distendidos con Grapeshot, a la tercera nos dicen que falta el micro de la caja de la batería (pero Marcos le zurraba de tal manera que apenas se notaba) Esteban se lo pensaba a la hora de pegar unos botes y cuando invitan a unos chupitos… Preguntan que que tal estaba, si no pasó de la primera fila!! En fin, que lo pasamos de P M esa noche, estuvimos con muchos amigos en la Gruta 77, conocimos a otros amigos nuevos y terminamos con una sensación de buen rollo que concierto tras concierto se nos hace menos extraña. Marcamos otra muesca en la culata y vamos a por la siguiente, ¿cual será?